SEGURIDAD•AHORRO•AUTOMATIZACIÓN
Edificios inteligentes
A largo plazo, la inversión inicial para la automatización del edificio inteligente se verá reflejada en el ahorro de energía del inmueble, así como en el confort y la seguridad de sus usuarios.
Desde tiempos remotos, el hombre ha buscado resguardarse de los elementos naturales para garantizar su descanso y así poder llevar a cabo su rutina diaria en completa tranquilidad.
En los últimos 100 años, los edificios y el control que tenemos de los elementos han cambiado mucho. Primero con el uso de la electricidad; luego necesitamos de la ventilación; después, del control de temperatura en nuestro hábitat, dando paso a una invención más: el aire acondicionado.
Con el desarrollo del vino, la invención de la computadora y el microprocesador, este nos creó crear equipos automáticos para procesos difíciles de controlar. De esta manera comenzamos a crear aplicaciones para nuestro nuevo invento que nos ayudó a producir más, mejor y con mayor rapidez, pero siempre dentro de un ambiente controlado, es decir, un edificio, una fábrica o una casa.
Así, estos sistemas se implementan para el ahorro de energía (teniendo en cuenta cada vez más escaso), teniendo como objetivo también el confort y la funcionalidad de los inmuebles.
Optimización del sistema
Un edificio inteligente es la conjunción de todos esos elementos que creamos para controlar nuestro ambiente: aire, agua, iluminación, temperatura, seguridad, transmisión de datos, control y generación de energía, reciclado de agua, riego, sistema contra incendios.
Si tomamos en cuenta que el confort de temperatura es simplemente una percepción sensorial que cambia de persona a persona, tenemos una ardua tarea en cuanto a qué se considera un edificio que supla esas necesidades, dentro de las percepciones. El objetivo del edificio inteligente se casa con una palabra muy de moda en la actualidad: sustentabilidad.
Mantener al edificio funcionando de la mejor manera posible es hacer eficiente todos y cada uno de los recursos disponibles, de manera responsable (teniendo en cuenta la vida útil y el mantenimiento que éstos requieren), así como ofrecer el más alto confort a los usuarios.
Para lograr que todos estos elementos actúen de forma coordinada y de la mejor manera, dentro de un edificio inteligente, se implementan sistemas que ayuden a conformar cada una de las anteriores disciplinas en una computadora que informe del estatus del sistema y permita tener una respuesta rápida para mantenerlo funcionando.
Además de estos beneficios, se limitan al máximo las faltas de energía eléctrica, ayudando a que el edificio no tenga tiempos muertos. Al mismo tiempo se generan reportes de gasto energético para la comparación contra demanda y planeación de estrategias de disminución energética. Se cuida la seguridad de los usuarios contra incendios, ya que al detectarlos de manera temprana se pueden seguir los planes de evacuación. En adición, el edifico se hace más sustentable, ya que, si se cuenta con la instalación adecuada, se puede canalizar agua de lluvia para los baños.
Un edificio con estas características requiere de una inversión en capital tanto humano como monetario. Pero sus beneficios son palpables en corto y largo plazo.
En el largo plazo, en comparación con un edificio común de características similares, el gasto energético es de 10 a 25 por ciento menor, esto sin tomar en cuenta los ahorros intrínsecos por confort, retención de usuarios y reducción de mantenimiento correctivo.
Al final del día, seguimos con la misma idea en la mente: tener un espacio seguro que me permita estar tranquilo y desarrollar mis actividades específicas del clima exterior.